II- El jinete de la Marca



Otra vez me despierto en medio de la noche sudoroso y faltándome el aliento. Todas esas imágenes se agolpan en mi mente una y otra vez golpeando mi alma de manera implacable.

¿Cómo se puede preparar a un soldado para esto, cuando hemos sido hombres que hemos vivido en relativa calma.?

Son heridas profundas que nunca sanarán del todo.

La tierra tiembla.

Los cimientos retumban.

Oigo el sonido de la lluvia ,siento el golpear del viento.

Vuelvo a ver a todos esos cadáveres a mi alrededor , aquel niño con la mirada perdida con medio cuerpo cercenado..

Pierdo el equilibrio , caigo sobre él y noto su sangre todavía caliente...eso me da energía  para volver a ponerme en pie pero otra hondonada de golpes se cierne sobre mi escudo que está próximo a quebrar.. 

Saco fuerzas de flaqueza y consigo ponerme de nuevo en guardia, son demasiados , no pasaremos de esta noche , ya no hay esperanza para mi pueblo.

Estoy cubierto de sangre, mis heridas ya no duelen, no entiendo como consigo permanecer erguido.

No pensé que el hombre sería capaz de aguantar tanta agonía.

Centenares de cuerpos se amontonan unos encima de otros, todos esos hombres, muchos de ellos cercanos a mí , los conocía desde pequeño, manos fuertes y robustas que me enseñaron a hacerme el hombre que soy hoy...y ya sin vida...y esas otras frágiles que no habían tocado mas acero que el de los herrajes de los caballos...

Todo son gritos, lamentos , chillidos , gruñidos de esos seres despreciables y miles de golpes de metal chocando los unos contra los otros..

Oh, ¡no puede ser! esas gigantescas moles  de piedra vuelven a llover sobre nosotros...

Estamos perdidos, el portón cede, nos tienen tomada la posición y aunque nos replegamos hacia el fortín consiguen atravesar sus puertas …está próximo el final.

Consigo ponerme dentro de la sala en posición ofensiva con las últimas fuerzas que me quedan, con la vista nublada por la lluvia, el sudor y el cansancio sobrehumano que soportamos los pocos que aún quedamos con vida.

Intentaré despedirme de este mundo tomado por las bestias de la manera más digna que pueda, tratando hasta con mi último aliento de morir como un hombre que ha defendido hasta el final a su pueblo.

Un escalofrío recorre mi cuerpo.

Por última vez, oigo sonar su cuerno...La hora de la verdad ha llegado. 

Y Ela se despierta a mi lado

¡Que mirada tal dulce! Me acaricia el pelo y se funde en mi pecho, las lágrimas brotan de sus ojos al ver que no consigo desprenderme de tanto recuerdo de dolor y sangre.

Llevo decenas de noches que apenas consigo dormir.

Mi cuerpo está lleno de cicatrices, ella las besa y las recorre con sus delicados dedos.

Solo encuentro la paz cuando la tengo entre mis brazos.

Se que tiene miedo de perderme,pero he aceptado la misión que mi señor me ha encomendado, en unos pocos días partiré de estas tierras, necesito alejarme un tiempo de ellas.


Soy Éothen de Édoras, jinete de la Marca, caballero de Rohan.

2 comentarios:

  1. Me parece una exquisíta redacción con un gusto y un sentimiento excelente, sigue escribiendo así que te seguiremos leyendo, un saludo

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  2. mis felicitaciones muy buen narración,ahora esperando a que escriban mas, para poder deleitarme con su estilo narrativo.

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